Jesús o Jesucristo
Hacia los treinta años inició Jesucristo su breve actividad pública incorporándose a las predicaciones de su primo Juan el Bautista. Tras escuchar sus sermones, Jesús se hizo bautizar en el río Jordán, momento en que Juan lo señaló como encarnación del Mesías prometido por Dios a Abraham. Juan, que había censurado las escandalosas segundas nupcias de Herodías con Herodes Antipas, hijo y sucesor del rey Herodes, fue pronto detenido y luego decapitado a instigación de Herodías y de su hija Salomé.
Tras el bautismo y un retiro de cuarenta días en el
desierto, Jesucristo comenzó su predicación. Se dirigió fundamentalmente a las
masas populares, entre las cuales reclutó un grupo de fieles adeptos (los doce
apóstoles), con los que recorrió Palestina. Predicaba una revisión de la
religión judía basada en el amor al prójimo, el desprendimiento de los bienes
materiales, el perdón y la esperanza de vida eterna; el llamado Sermón de la
montaña, con sus admirables bienaventuranzas, es la mejor síntesis de su mensaje.
Su enseñanza sencilla y poética, salpicada de parábolas y anunciando un futuro de salvación para los humildes, halló un cierto eco entre los pobres. Su popularidad se acrecentó cuando corrieron noticias sobre los milagros que le atribuían sus seguidores, considerados como prueba de los poderes sobrenaturales de Jesucristo. Esta popularidad, unida a sus acusaciones directas contra la hipocresía moral de los fariseos, acabaron por preocupar a los sacerdotes y autoridades judías.
Jesús fue denunciado ante el gobernador romano, Poncio
Pilato, por haberse proclamado públicamente Mesías y rey de los judíos; si lo
primero era cierto, y reflejaba un conflicto de la nueva fe con las estructuras
religiosas tradicionales del judaísmo, lo segundo ignoraba el hecho de que la
proclamación de Jesús como rey era metafórica: aludía únicamente al «reino de
Dios» y no ponía en cuestión los poderes políticos constituidos.
Consciente de que se acercaba su final, unos días antes de
Pascua se dirigió a Jerusalén, donde a su entrada fue aclamado por la multitud,
y expulsó a los mercaderes del Templo. Jesús celebró una última cena para
despedirse de sus discípulos; luego fue apresado mientras rezaba en el Monte de
los Olivos, al parecer debido a la traición de uno de ellos, llamado Judas, que
indicó a los sacerdotes del Sanedrín el lugar idóneo para capturarle.
Los evangelios cuentan que Jesucristo resucitó a los tres días de su muerte y se apareció diversas veces a sus discípulos, encomendándoles la difusión de la fe; cuarenta días después, según los Hechos de los Apóstoles, ascendió a los cielos. Judas se suicidó, arrepentido de su traición, mientras los apóstoles restantes se esparcían por el mundo mediterráneo para predicar la nueva religión. Uno de ellos, San Pedro, quedó al frente de la Iglesia o comunidad de los creyentes cristianos, por decisión del propio Jesucristo. Pronto se incorporarían a la predicación nuevos conversos, entre los que destacó San Pablo, que impulsó la difusión del cristianismo más allá de las fronteras del pueblo judío.
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