Día de los Difuntos o Dia de los Muertos
La Conmemoración de Todos
los Fieles Difuntos
En el siglo VI los benedictinos tenían la costumbre de orar por los difuntos al día siguiente de Pentecostés. En el siglo V, había una celebración parecida el sábado anterior al sexagésimo día antes del Domingo de Pascua (domingo segundo de los tres que se contaban antes de la primera de Cuaresma) o antes de Pentecostés.
En Alemania cerca del año
980, según el testimonio del cronista medieval Viduquindo de Corvey, hubo una
ceremonia consagrada a la oración de los difuntos el día 1 de noviembre, fecha
aceptada y bendecida por la Iglesia romana. Probablemente a causa de los
movimientos milenaristas, alrededor del año 1000, la conmemoración de los
Fieles Difuntos, el día 2 de noviembre, se popularizó y extendió por la
Cristiandad occidental, hasta ser finalmente aceptada como fecha en el que la
Iglesia celebraría esta fiesta.
Este día, los creyentes ofrecen sus oraciones (llamadas sufragios), sacrificios y la misa para que los fieles difuntos de la Iglesia purgante terminen esta etapa y lleguen a la presencia de Dios. Hay, pues, una gran diferencia en la fiesta del día primero y el ambiente de oración y sacrificio del día dos.
Aunque la iglesia siempre ha orado por los difuntos, fue a partir del 2 de noviembre del año 998 cuando se creó un día especial para ellos. Esto fue instituido por el monje benedictino San Odilón de Francia. Su idea fue adoptada por Roma en el siglo XVI y de ahí se difundió al mundo entero
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