Domingo de Ramos

 

  El Domingo de Ramos es una celebración humilde que abre la puerta a los siete días en los que se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús.

Jerusalén, a donde Jesús quiso entrar montado en un asno, es la ciudad de la Pasión, narrada en los Evangelios. Jerusalén recibe a Cristo, el Rey, montado en un pollino, para dar cumplimiento a la profecía de Zacarías:  “¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de alegría, hija de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti, justo, salvador y humilde. Viene montado en un asno, en un pollino, cría de asna”.

El Domingo de Ramos tiene dos dimensiones: la primera, el anticipo de la Pascua y del triunfo de Jesús, y la segunda, el inicio de la pasión y muerte de Jesucristo. Por un lado, está el grito del triunfo y la victoria, y por otro, la representación profunda de su pasión y muerte.

Y es que la procesión comienza en el Monte de los Olivos, a unos 1.8 kilómetros de Jerusalén, la ciudad amurallada, la Ciudad Santa de tres religiones.

A las hojas de palma se unen ramos de hojas de olivo, y a cientos de viajeros turistas, residentes y palestinos


El Domingo de Ramos es la puerta de la Semana Santa, día en que se anticipa la victoria de Cristo sobre la muerte. Los ramos o palmas son el símbolo de la victoria, señal de triunfo. Jesucristo entra como un rey y es aclamado como tal por el pueblo.

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